Peyton Place, de Grace Metalious

 SESIÓN 17 (7 de marzo de 2011)

cubierta del libroPeyton Place / Grace Metalious ; prólogo de Boris Izaguirre. — Barcelona : Blackie Books, 2010. — 555 p.

«Pueblo pequeño, infierno grande. Grace Metalious no sólo desgració la vida de sus vecinos con la publicación, en 1956, de Peyton Place, fenómeno editorial que borró la distinción entre alta y baja cultura cuando confundir ambas cosas aún no estaba de moda. En opinión de muchos, sin este libro no habrían existido Melrose Place y Twin Peaks. Algunos paladines de la utilidad incluso estiman que Peyton Place dio empuje al movimiento feminista estadounidense y ocasión de revisar la hipocresía moral de la época. Pero gracias a este incordio de libro, Metalious también se ganó la muerte social y, según el parecer de sus biógrafos, la cirrosis que acabaría con ella a los treinta y nueve años. La autora había buscado la fama, y la parábola acaba con sus últimas palabras en: cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo. Los lectores no parecían dispuestos a leer en una novela aquello que ponían en práctica, permitían o sufrían en su vida cotidiana, desde el natural despertar de la sexualidad hasta el odio racial y de clase, el incesto, el aborto o la corrupción del poder religioso. Claro que esos mismos lectores habían estado esperando Peyton Place sin saberlo. La leyeron millones, algunos incluso a escondidas, mientras muchos países la prohibían y algún bibliotecario colgaba incluso un cartel en el que se leía: `No tenemos ningún ejemplar de Peyton Place. Si queréis este libro id a Salem´…» (Quelibroleo.com)

Lectura «generada»:

En la reunión hubo una cierta división de opiniones, desde las de quienes les había gustado mucho el libro a las de quienes no nos parecía mal pero no nos había dicho gran cosa.

Se comentó que parece un libro «cotilla», en el sentido de que te enteras de la vida y milagros de las y los habitantes Peyton Place, si bien se entiende la fama de feminista del libro (de los inicios del movimiento) pues sacó temas tabú en la sociedad de la época, además de que los tres personajes principales son mujeres que luchan por su supervivencia en un entorno muy hostil.

Este tema interesó más al mencionarse que el libro tiene tintes autobiográficos y que la denuncia de la sociedad del entorno costó a su autora el rechazo social y hasta, parece,  su muerte física (más información -en inglés- en Wikipedia)

La discusión también giró en torno a si es más difícil «convivir» en un pueblo o en una ciudad, pues en el pueblo existe la desventaja de que parece que todo el mundo está pendiente de lo que le pasa a su vecina o vecino y en la ciudad existe más distancia, aunque también se pueden reproducir estos esquemas en entornos más reducidos como pueden ser el bloque donde se vive, el lugar de trabajo, etc. La cuestión se agrava en el caso de las mujeres, para las que tradicionalmente han regido patrones de conducta bastante más limitativos que los de los hombres.

En fin, que lo mejor sería practicar aquello de «vive y ayuda a vivir», mejorando así el dicho de «vive y deja vivir», donde la sociedad –sea en un pueblo o en una ciudad- arrope a las personas pero dejándoles que se desarrollen a su manera y apoyándoles para que las vidas sean lo más ricas y agradables posibles.

Otra cosita: hay  a quien el libro le recordó a la película «Matar un ruiseñor«, dirigida por Robert Mulligan, basada en la primera y única novela de la autora estadounidense Harper Lee, por la que en 1961 obtuvo el Premio Pulitzer. En ella narra su propia vida en una pequeña ciudad del sur de Alabama, y el protagonista, Atticus Finch, está basado en la figura de su padre. Ambos recursos (película y libro) están disponibles en el Centro de Documentación María Zambrano.

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